viernes, 12 de octubre de 2012

La Facultad del "No Estoy Ni Ahí"

Llegué a mi “querida” facultad, atrasado como todos los días y cuando me dispuse a cruzar la puerta de entrada al Hall, vi una solitaria hoja pegada en uno de los pilares laterales del edificio. Si bien no hay más afiches alrededor, es imposible no mirar la hoja, dado que no es habitual pegar avisos allí. En ella, se informa sobre la desaparición de Angélica Pulgar Romero, alumna mechona, de la que no se sabe desde el día miércoles, se vio por última vez en el edificio z, edificación aledaña a la facultad, en la cual se realizan los trámites administrativos de los alumnos. La foto y el nombre de la niña se me hacían algo familiares, así que busqué en Facebook a la mencionada y me di cuenta que era pariente de una egresada, de ahí entendí el por qué la familiaridad con la niña.
Adoptando, la que a mi parecer debiese ser la actitud obvia de una persona que se entera de una posible desgracia de una compañera, me preocupé, leí detenidamente el aviso, lo fotografíe y tomé los celulares de contacto, para aportar, aunque sea con un granito de arena, difundiendo el aviso por redes sociales. Sin embargo, grande ha sido mi sorpresa, al notar que, sin ánimos de exagerar, el 90% de las personas que han entrado a la facultad, desde que me senté a escribir esto, ni siquiera se han preocupado de girar la cabeza para leer que es lo que se expone en la papeleta. Otros, miran de reojo y actúan indiferentes ante un claro y remarcado “DESAPARECIDA”. ¿Hasta qué punto la comunidad FEN está obsesionada con el individualismo y la competitividad, que siquiera pueden dedicar 2 minutos de su vida para solidarizar con el prójimo? ¿Por qué tienen que pasarle a uno las cosas, para que recién se tome conciencia? ¿Cuánta culpa tiene la formación sin valores y global que nos da la FEN en el trato final que tenemos entre compañeros?
Hago una invitación a reflexionar sobre la situación y a mirar al que tienen al lado, quizás necesite ayuda y nosotros, sin un gran costo, podemos tenderle una mano.


Danyel2m

miércoles, 10 de octubre de 2012

¿Bautizo para el hijo, o egoísmo de los padres?

Respeto totalmente la cultura que tiene mi familia. Sin embargo ni en religión, ni en política, ni en la forma de llevar la vida, compartimos puntos de vista. Cuando era menor, digamos unos 15 o 16 años, este fue un gran problema para mí, ya que mis impulsos y poca paciencia me llevaban a refutar cada una de las ideas que se exponían en mi hogar, generando algunas discusiones que por poco terminaron en el quiebre de la familia. Ahora, he aprendido a ser un poco más tolerante (No es el caso de ellos), a callar cuando se dice algo que no me parece y a acatar si se manifiesta alguna actitud que no va acorde con mí pensar. Ese fue el caso de lo sucedido el último fin de semana...

El sábado bautizaban a mi hermana menor, Catalina, de sólo 6 años. Para evitar extenderme tanto en descripciones inútiles para el objetivo específico de esta columna, iré al grano. ¿Cuál es la necesidad de imponer a niños sin conciencia de lo que es la religión a practicar una? En mi caso, si pudiera volver el tiempo atrás, evitaría que se realizara, tanto mi bautizo como mi primera comunión. Aun habiendo realizado este último rito a la edad de 10 años, no tenía la menor idea de lo que realmente significaba. Creo que lo correcto es esperar, a lo menos, hasta que el niño tenga 14 años (edad, según la ley, en que ya se tiene total entendimiento de lo que es el bien y el mal) y recién ahí, darle la libertad de que escoja en cuál religión desea practicar, o si simplemente, desea no profesar ninguna. La religión es algo que no se debe tomar a la ligera, es un estilo de vida y el hecho de optar por una u otra, trae consigo un pesado saco de deberes y responsabilidades que se deben cumplir, para estar a la altura de lo que tu dios espera de ti. Hay que recordar que nuestros deseos y anhelos no son necesariamente los de nuestros hijos y siempre es recomendable escuchar su opinión.