jueves, 29 de agosto de 2013

Una nueva Primavera.

La vida da segundas oportunidades. Depende de cada uno saber aprovecharlas. Miedo o reticencia a querer cambiar la monotonía son los elementos que muchas veces te impiden cambiar, porque sí, las oportunidades siempre implican grandes cambios. Siempre te quise, creo que tú también; ¿Por qué nos separamos? Quizás tu inmadurez y mi egoísmo no fueron compatibles en el pasado. Teníamos la química, la pasión estaba, sólo faltaba que dejáramos de ser niños y aceptáramos nuestras diferencias. El tiempo nos alejó y construyó caminos radicalmente distintos en este complejo y muchas veces vilipendiado mundo del amor. Tú, caminaste por el camino de la felicidad, yo, por el de la reflexión y la soledad. Me gusta creer que cada uno forjó voluntariamente su destino, al principio tan distante uno de otro, para que finalmente, tras dos años, volvieran a converger en un punto y, desde ahí, empezar de cero. No ha sido fácil querernos nuevamente, hemos tenido que asumir grandes costos. Nadie que no conozca nuestra realidad y entienda lo que realmente sentimos cuando estamos juntos comprendería el por qué de este nuevo inicio. Hemos tenido que correr, hemos tenido que escondernos, aparentar frente a los demás, pero no me importa. Sé que si salimos airosos de todos estos obstáculos, estaremos preparados para lo que se nos oponga en el futuro. Al fin y al cabo somos sobrevivientes del cambio y los desafíos de las segundas oportunidades.

jueves, 25 de julio de 2013

¿No necesitamos banderas?


Simón Bolívar tenía un sueño: que todos los pueblos latinoamericanos se unieran en una sola gran nación, sin deferencias políticas ni culturales; después de todo, cada uno de los habitantes tenían sangre indígena y un pasado cultural común. Esta unión tenía que ser de forma pacífica y voluntaria, creyendo plenamente en el concepto de sinergia. Hoy, Estado Unidos, a través de distintas formas intenta emular el sueño de Bolivar, pero al “Tío Sam way” y proyectando esta unión a escala mundial. ¿Será esta una idea con buenas intenciones o debemos ser precavidos ante la arremetida yanqui?

Hasta hace 10 años, la forma predilecta de Estados Unidos para imponer su cultura en países opositores a sus ideales, principalmente de Oriente, era el uso de las armas. El último gran conflicto de este estilo fue la aún no terminada Guerra de Irak, hecho justificado por el auto-atentado a las Torres Gemelas, que ha significado en el largo plazo, la desencadenación de múltiples guerras civiles en distintos países de la zona. El denominado hard power (“Cultura Mainstream”, Frédéric Martel) estaba de moda. Sin embargo en los últimos años USA ha preferido dar una vuelta a la tuerca y optar por usar el soft power para domar a los rebeldes. Esta estrategia de propagación es muy similar a la que ha utilizado durante décadas con la gran mayoría de países occidentales, conquistando cada uno de los espacios de las personas, bajo la gran mentira de la globalización, que incluye entre otras cosas, el sistema económico, el cine, la televisión de pago y como principal caballito de batalla, el internet.

En Chile actualmente los jóvenes de menos de 25 años pasan hasta 6 horas conectados en la web, consumiendo contenidos de todo el mundo…occidental. Es difícil preguntarle a algún adulto joven profesional promedio sobre alguno de los conflictos de oriente y que pueda dar una respuesta informada sobre el tema o que conozca sobre el grupo musical más famoso de Afganistán. Sin embargo, es muy fácil poder encontrar a alguien que sepa quién fue el ganador del último campeonato de la NBA o el ganador de un MTV music awards. Esta situación quizás no parezca tan grave, pero lo que si es para considerar es que sin que nosotros nos demos cuenta, la homogeneización de conocimientos en occidente nos va mentalizando para que cada vez nos sintamos más norteamericanos sin serlo efectivamente. Esto trae como consecuencia, a su vez, que nos volvamos más egoístas y menos sensibilizados ante los problemas de la otra mitad del mundo. Un ejemplo muy clarificador es el último “atentado” sufrido por Estados Unidos, en la maratón de Boston, donde fallecieron 6 personas. Nuestros noticiarios dedicaron largas horas al incidente, relatando historias tan emotivas sobre las víctimas que emulaban la película Disney más tierna. Ese mismo día, en Siria, murieron 20 personas producto de un atentado explosivo a una plaza mercante. La noticia ni siquiera fue cubierta en la sección otros de la televisión, porque estábamos muy acongojados y enfurecidos con los iraníes terroristas que vinieron a desestabilizar nuestro mundo feliz.

La pregunta que hay que hacerse es: ¿Podrá Estados Unidos poder generar ese mismo sentimiento globalizado a los pueblo del “otro lado del mundo”? Personalmente creo que es imposible. Pueblos de oriente, específicamente los adoctrinados por el Islam, han demostrado ser lo suficientemente leales a sus ideas como para que en algún momento puedan verse avasallados y sometidos a Hollywood, Wall Street o Starbucks. Por otra parte, sus líderes religiosos y políticos se han encargado de mantener a raya la llegada de las conexiones a internet. Para el ser humano, todo lo desconocido suele ser causa de temor. Es así como la mayoría de la población ve a este tipo de mecanismos poco tradicionales para ellos como elementos que podrían llegar a ser nocivos (gran maniobra de los líderes de esos pueblos). Ha llegado a tanto el interés por ahuyentar a las fuerzas occidentales, que países como India, que es el tercer país con más musulmanes en el mundo, han invertido mucho esfuerzo y grandes sumas de dinero para idear su propia “cultura urbana”, similar a la norteamericana, pero con el sello nacional. El ejemplo más emblemático de todos es la industria de cine india “Bollywood”, que hace más de mil películas al año, con personajes muy similares a los del cine occidental, pero con características propias de su cultura, que los transforma en una industria más cercana a ellos.


En el mediano plazo es de esperar que llegué el momento en que las ansias de conquista lleguen a tal punto que a Estados Unidos no le quede más remedio que recurrir nuevamente a su vieja y añorada estrategia del hard power, inventar algún conflicto y poder hacer una entrada triunfal en esta cultura tan resistente. Mientras tanto, países como India seguirán teniendo una tradición e identidad sólida que debiera servir como ejemplo para que los pueblos latinoamericanos, de una vez por todas, entiendan y reconozcan la tremenda riqueza cultural que poseen. Si bien el llamado no es a renegar todos los elementos adquiridos por la globalización, si es necesario sacar lo mejor de este y complementarlo con los elementos propios de cada país, porque al fin y el cabo, en este caso es necesario, por el bien de nuestro pueblos, si marcar la diferencia con Estados Unidos, si son necesarias las banderas.

sábado, 15 de junio de 2013

Reencuentro y Despedida definitiva.

Esos días que hablaba contigo
Siempre tenía razones para estar
Siempre estabas allí
Siempre respondías
Siempre tenías un tema contingente
Siempre me mantenías despierta hasta largas horas
Escuchando historias sobre artistas, políticos, sociedades, amores
Y todo lo posiblemente interesante
Eras mi noticiero personal
DJ, partner, amigo
Supongo que era injusto para tí
que nunca te ofrecí nada
Hasta el final
Yo fui la que mas gane de tí
Tú siempre perdiste
Prometo que no lo haré otra vez
Por ti
Por que aun ahora
no tengo nada para darte
Al menos no lo que tu quieres
 
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Quisiera que entendieras que esto no termina bien...

L.

martes, 4 de junio de 2013

FE



  10 de Mayo del 201x. Un otoñal mediodía y un amigo del colegio me invitaban a emprender la agotadora tarea de entregar curriculums en algunas tiendas Starbucks, con la intención de ocupar el cargo de barista. Hay 5 locales distintos de la famosa cafetería, dispersos en el centro de Santiago. Si bien uno de otro no están muy alejados, ir a la totalidad de locales nos implicaba recorrer una distancia no menor. Sin hacerlo de forma intencionada, empecé a pasar por lugares a los que no iba desde hace varios años. Calle Compañía, Museo de Arte Pre-Colombino, Santa Lucia con Agustinas, entre algunos de ellos, me trajeron inevitablemente a mi cabeza recuerdos nostálgicos de lo que yo siempre injustamente denomino “tiempos mejores”. Y como siempre, estos tiempos mejores te incluyen a ti. Estoy seguro que en mi corazón ya no queda sentimiento alguno parecido al amor que pertenezca a tu persona, pero ¿Por qué te sigo extrañando? ¿Por qué te sigo necesitando? Hace más de un año que ya no estás conmigo y quizás algo más, desde que tu corazón ya no late por mí. Según he sabido, tienes tu vida hecha, puedo o no puedo considerarla una basura, pero de acuerdo a tus estándares, estás consiguiendo cada una de las cosas, que con una combinación de rebeldía y timidez, me decías que querías hacer en el futuro.
No creo que te acuerdes, pero estoy escribiendo estas líneas en el lugar que me dijiste por primera vez “te quiero” y en el que yo sólo atiné a responderte con un beso, luego que te apoyaras sobre mi hombro. Tampoco creo que sepas (ni te interese), esa fue la primera vez que alguien me decía “te quiero”,  es un momento que nunca podré olvidar. Llegue, tras 4 largos años y por casualidad, nuevamente al sitio exacto, el mismo sofá, el mismo frío y sentí el mismo calor que en ese momento, cuando tus labios pronunciaron esas dos poderosas palabras.
Me gustaría que me vieras y que te dieras cuenta cómo he cambiado, pedirte que lo intentemos otra vez, que me dieras un beso como sólo tú sabes dármelos e irnos de la mano hacia algún lugar desconocido para poder rehacer nuestras vidas. Pero no, lo pienso fríamente y no corresponde, ni ahora, ni en un año, ni nunca. Nuestros caminos están demasiado apartados, con rumbos diametralmente opuestos, y deseo que eso siga así.
Sólo me queda felicitarte por poder haber vuelto a sonreír con sinceridad frente a alguien, por haber recuperado esas ganas de luchar por otra persona. Espero con humildad y sinceridad, que él te pueda hacer una mujer tan dichosa como alguna vez yo conseguí hacerlo contigo.
Eres feliz y me gusta que seas feliz.
D.